Volver atrás. Lo cierto es que nunca he sido de volver atrás. Soy más de ir hacia adelante, qué le vamos a hacer, me gusta avanzar, evolucionar, mejorar, sumar.
Supongo que como todo hijo de vecino, en alguna ocasión “he excusado” a alguien en un momento dado y he vuelto atrás de alguna manera en equis situación -siempre errónea por supuesto, pero cuánto se aprende-, y es que al fin y al cabo la experiencia es un grado, y la experiencia se adquiere así, equivocándose.
La equivocación es solo una oportunidad de hacer las cosas bien. Es necesario equivocarse, los errores nos enseñan. Y si algo he aprendido de excusar y volver atrás, es que el camino siempre se hace hacia adelante. Nadie nunca ha hecho camino yendo hacia atrás.
Mi Cachorrito&Mami siempre vamos hacia adelante
Si algo hay cierto en mi -poca- experiencia sobre retrocesos, es que des de hace muchos años no doy un paso atrás ni para coger impulso. Sé de donde vengo, pero sobretodo sé a donde no pienso volver. Los pasos se dan para caminar, no para a nadie pisar. Los años nos hacen más conscientes, más serenos, más sensatos, más selectivos, por decirlo de alguna manera. Siempre lo he sido, desde niña, he sido siempre muy selectiva en todo. Soy de petit comité. Me gusta elegir, escoger minuciosamente de quien me rodeo, quien tengo al lado, qué realizo, con quien comparto mi vida y cómo hago las cosas. No me vale cualquiera. Nunca me ha valido cualquiera. Aunque también me equivoco. Muchas veces me equivoco. En ocasiones se necesita que pase “algo” que haga detonar todo, que desenmascare la verdad, para que nos muestre la verdadera realidad. Y siempre es bien, aunque sea así. Pues es entonces cuando nos damos cuenta de que nosotros mismos no queremos algo o a alguien así en nuestra vida. Y se aprende. Me quedo con eso, con que siempre se aprende la lección. Cada vez aprendo más, cosas tan importantes como que nadie es imprescindible. Que se va echando de más lo que un día se echaba de menos. Que las cosas materiales no valen nada. Que el tiempo lo vale todo. Que las mejores cosas de la vida no se compran con dinero. Se ganan. Se las gana sólo quien las merece. Ni más ni menos. Que lo que tiene precio se compra pero lo que tiene valor, se conquista. Que lo mejor de la vida son los instantes, las personas que iluminan el camino, y que el resto, aquellos que solo están por interés, conveniencia o mientras que con tu luz se les alumbra su camino, no valen la pena. No valen nada. Que ser como todos es no ser nadie. Que también hay quien vale todo. Que al final todo sale. Todo se sabe. Que aunque hay falsedad e hipocresía, que aunque a veces parezca que en nadie se puede confiar, no es así. También hay sinceridad y honestidad, que hay en quien se puede confiar siempre. Que hay gente maravillosa. Que a veces estamos ciegos. Tan ciegos que no vemos cosas o personas increíbles que tenemos delante. Que la vida es bella.
Y así he ido aprendiendo -y lo que me queda-, que de grandes golpes y decepciones se aprenden grandes lecciones. Que el último siempre supera al anterior. A veces los supera a todos. No se puede volver atrás después de haber abierto los ojos. Pero qué bueno es abrirlos y saber la verdad. En ocasiones, hay que caminar sin mirar atrás. A veces pasa que cuando alguien vive su vida tranquilamente, en paz, en armonía hay quien hace por perturbar, romper, acabar de alguna manera con esa tranquilidad de manera gratuita, injustamente, de manera gratuita, sin siquiera conocernos. Quiénsabeporqué, -tiene que haber de todo en la viña del señor-, otras veces ocurre que cuánto tiempo nos pasamos -incluso años, vidas enteras en ocasiones-, pensando o creyendo que conocemos a alguien cuando en realidad, un buen día nos damos cuenta de que es un completo desconocido. Lo escucho cada día. Es algo que no deja de sorprenderme. A pesar de estar a la orden del día. C’est la vie. Ésta bella y maravillosa vida que siempre nos alberga sorpresas.
Hace muchos meses, en uno de los posts ya salía el tema, y cada vez soy más consciente y creo todavía más firmemente en ello. En todos los aspectos. Ni un paso atrás. Siempre adelante. Por qué si algo he aprendido de lo poco que sé de ésta magnífica vida, es que, cuando algo se deja atrás, sea lo que sea y se trate de lo que se trate, cuando lo dejamos o simplemente se queda atrás, es por algo. A pesar de que tras darle mil vueltas y mil revoluciones dudemos y vacilemos por un instante, y quizá tengamos el mínimo pensamiento de recular, al final todo siempre vuelve a ser igual. Igual que cuando decidimos dejarlo atrás y continuar. Pero a veces, nos hace falta. Ya no es tropezar con la misma piedra, es partirnos la crisma con ella para verlo. El ser humano es así. Y que lo diga yo, que tan grandes pedradas me he dado 😂 jaja, pero gracias a eso, me he hecho más fuerte, firme y consciente. Consecuente. Sin mirar atrás, solo veo en adelante. Esto es como en el metro, dejen primero salir para entrar. Pues lo mismo. Si primero no se sale, nada entra, nada cabe. Hacer las cosas a medias es de mediocres. Serán cosas de la edad, yo o lo hago bien o no hago, una es una especie en extinción 🐯.
Además nunca falla, cuando algo se queda o se deja atrás, sea lo que sea, sinsabercómonicuándo llega algo magnífico, como una bocanada de aire fresco que se necesitaba sin saberlo, algo maravilloso que jamás habríamos imaginado. Entonces es momento de disfrutarlo. Relajarse y disfrutar. Dejarse llevar. Es el destino. El destino nos depara increíbles sorpresas y descubrimientos, que nos encuentran sin buscarlos, pues son para nosotros. Nos estaban esperando.
Se avecinan grandes cambios, siempre yendo y mirando hacia adelante. Los siento muy próximos y van a ser brutales. Alguien dijo una vez, cuidado con lo que deseas, se podría hacer realidad.. Y a veces, se hacen.. Lo sé de buena experiencia y esos deseos, tan anhelados, tan deseados, tan esperados y soñados, son siempre los mejores de la vida.. ☺️🙏🏻
Con paso firme disfrutando del camino, sin dejar de soñar y desear juntitos, lo mejor está siempre por llegar, Cachito&Mami..*
No hay comentarios:
Publicar un comentario