miércoles, 18 de abril de 2018

Pasar página

Que sencillo y fácil es pasar pagina cuando nos hayamos inmersos leyendo un interesante libro, ¿verdad? Ni nos damos cuenta cuando hemos devorado casi la mitad del mismo. Se nos pasa inadvertido el hecho de ‘pasar páginas’, es casi un acto involuntario, reflejo. Sale solo.
Una servidora es muy de lo de siempre, es decir que me encanta mantener las buenas costumbres, por lo que puedo leer en moderno electrónico  -ebook o tablet-, pero lo que me gusta realmente es tener un buen libro entre mis manos, sentir sus rugosas o suaves hojas, admirar la belleza de las letras, percibir la esencia de las páginas. Olerlas. Y pasarlas. Manualmente. Me gusta hacer las cosas con mis manos. Sentirlas. Es tan importante sentir.. 

¿Que ocurre cuando la pagina que hemos de pasar es del libro de la vida? Ahí la cosa cambia, ah? Suele ser  -mucho-  menos sencillo pasar pagina. Sobretodo cuando se trata de uno mismo. Y de sus páginas. De las páginas de su libro.

La vida es un libro. Un libro en blanco, repleto de páginas por rellenar, por completar, por escribir, por construir, por crear. Todos tenemos el nuestro. Y cada quien lo escribe como lo quiere escribir. Con lo que lo quiere escribir. Lo llenamos de aquello que deseamos. Que queremos que esté en nuestro libro. Del mismo modo que nuestra vida, la completamos con aquello que queremos que forme parte de ella, que esté con nosotros. Que se mantenga. De igual manera, sacamos o eliminamos aquello que de alguna forma no queremos que forme parte de nuestra vida. Lo que nos sobra. 
Simplificando, todo aquello que no queremos en nuestra vida, cerca nuestro, con nosotros, nos sobra. No ha de estar. Hemos de sacarlo. Es sencillo, de la misma manera que mantenemos y/o añadimos lo que queremos y deseamos, sacamos y eliminamos aquello que no entra dentro de eso. 



En ocasiones en la vida se nos presentan cosas, situaciones o personas que no son las que querríamos. Y aunque pasan por algo  -siempre para enseñarnos-, somos nosotros quienes decidimos qué y cómo hacer con ellas. Es entonces cuando toca, tomar decisiones. Al fin y al cabo creamos nuestra vida al igual que escribimos nuestro libro, tomando siempre decisiones. En la vida siempre hay que decidir. Cosas intangibles, superfluas, ‘sin importancia’ así como también cosas importantes, decisivas, relevantes. Decisiones que cambiarán nuestras vidas. Nuestro rumbo. Nuestra historia. Creando camino. Y cuando sentimos que nuestra vida no va por el camino que sentimos que tiene que ir, es cuando advertimos que algo hay que hacer, hay que actuar y así decidir qué camino tomar. Por qué camino es por donde deseamos y queremos caminar.  

Las decisiones pueden no cambiar nada. O pueden cambiarlo todo. Hay decisiones que pueden tomarse a la ligera, desde qué nos apetece comer, donde se quiere ir ese día o qué tenemos ganas de hacer. Otras, en cambio, precisan ser meditadas y reflexionadas. Con la calma y la distancia necesarias para ser tomadas. Para verlas con claridad. Sopesando los pros y los contras. Ver todo. Lo bueno y lo no tan bueno. Todo está en el saco. Y es todo lo que se tiene que valorar. Cosas tan importantes como qué se quiere en la vida, si se es feliz con la vida que se está viviendo a dónde se quiere llegar para así saber si estamos caminando en el camino correcto. En el camino que nos conduce a ello. O si por el contrario, estamos en el camino equivocado. El camino que nos aleja de todo aquello que queremos, deseamos y necesitamos. El ser humano tendemos a ‘acomodarnos’, al ‘ya lo haré’ o ‘ya pasará’. Pero a veces al igual que hay cosas que pasan solas, porque tienen que pasar, también hay cosas que no pasan, si no hacemos que pasen. 
Nunca es sencillo. Nunca es fácil. Lo que es realmente cierto es que cuando las prioridades están claras, las decisiones se hacen fáciles. 

A veces caemos en el error de pensar demasiado. A todos nos ocurre. Nuestro cerebro va a mil revoluciones por minuto. Estamos en un lugar pero nuestra mente está en otro, completamente distinto. Lejos, muy lejos de donde se encuentra nuestro cuerpo físico. Nuestra mente suele estar donde está nuestra alma. Donde sentimos que tiene que estar. Es así de subliminal el subconsciente. 
Por eso es tan importante detectar cuando se siente, sea cuando sea, sea lo que sea, cuando algo se siente, hay que actuar. Si pensamos demasiado, si le damos demasiadas vueltas a la cosa, probablemente acabemos haciéndonos un lío, enredando todo, complicándolo; siempre hay que pensar, eso está claro, pero pensar demasiado lo que hace es confundirnos. 
Si hay una cosa que está clara es que desde el instante en que sentimos que algo ‘no es’, o por el contrario, sentimos que algo ‘sí es’ o ‘deseamos que sea’, ‘anhelamos que sea’ incluso inconscientemente, sea lo que quiera que sea y se trate de lo que se trate, precisa actuación. Aquel que no se mueve, no escucha el sonido de sus cadenas. Las cadenas que lo atan. Que lo aprisionan. Que lo encadenan. Que lo retienen. Que lo inmovilizan. Actuar siempre es movimiento. Y en ésta vida todo precisa movimiento. Siempre. Para todo. Se llama avanzar.

Al final todo simplemente es cuestión de pasar pagina. En ocasiones nos pasamos tanto tiempo en la misma página, esperando que las cosas cambien por sí solas, mejoren, se reconduzcan, que no vemos que hay más páginas, que el libro continúa. Siempre que se quiera continuar, claro, y así avanzar. Que es necesario seguir escribiendo, creando. 

Con lo sencillo que es pasar pagina cuando leemos un libro, o una novela. Y si no nos agrada dejarlo a la mitad. Y lo que nos llega a costar a veces en la vida pasar pagina. Sobretodo cuando viene siendo tan necesario. También cambiar de libro. A veces, estamos llenando y compartiendo nuestras páginas con el libro equivocado. Y lo vemos. Lo peor es que se ve. Y se siente. Se sabe. Pero cuesta. Siempre he creído  -y creo firmemente-, que la vida es para los valientes, aunque el mundo esté lleno de cobardes. Y que coger lápiz y papel para escribir parece sencillo. Pero cuando se trata del libro de la vida.. es más que eso. Es necesario. 


Sin dejar de escribir el maravilloso libro de nuestra vida juntitos, Cachito&Mami..*



No hay comentarios:

Publicar un comentario