jueves, 25 de enero de 2018

Vivir es fluir

Buenísimos días!!!! 

La vida es tan maravillosa, que siempre nos depara sorpresas que jamás hubiésemos esperado  -ni pensado-, y es que está llena de cosas buenas. 

A veces, ocurre que cuando nos encontramos inmersos en el ajetreo del día a día  -trabajo, tareas, responsabilidades, compromisos sociolaborales..-, nos pasa inadvertido todo lo que la vida nos ofrece, lo que nos brinda. En ocasiones, teniéndolo delante, tan cerca que nos 'ciega'. Y es que nos encontramos en una sociedad tan apresurada, con tanto contagio de estrés, con tantas 'presiones', como que tenemos que estar siempre 'a la altura' de todo, sin que se nos escape nada y obviamos lo más importante, que es relajarnos, disfrutar, dejarnos llevar. Fluir


Fluir es tan necesario como respirar. Se precisa fluir para poder vivir. Infinidad de gente sobrevive, sin vivir. Vivir no es sobrevivir. Vivir es fluir. Estar en armonía, sentirse en conexión con uno mismo y su entorno. Con todo lo que nos rodea. Con la madre tierra. En conexión con el universo.

Es entonces cuando el universo mueve ficha, y se confabula con el destino para hacernos ver aquello que hemos estado  -o tenemos-  delante y se nos está escapando. Todo aquello que por 'x' motivos se nos está pasando por alto, pero que la vida nos está brindando para que lo aprovechemos. Y es que todo es destino. Todo pasa por algo  -y lo que no pasa, también-, y ocurre exactamente de la manera precisa y en el momento en que tiene que ocurrir. Es así. Vale, sé que soy muy zen y fan de la filosofía oriental, pero es que realmente atraemos lo que somos, lo que proyectamos, lo que sentimos, atraemos lo que pensamos. Y por supuesto, atraemos y tenemos aquello que merecemos. 
Hay una frase muy bella y realmente cierta sobre la ley de la atracción la cual dice que "Atraemos a nuestra vida aquello que está en sintonía con nuestros pensamientos dominantes."

Así pues el universo y el destino se alían para 'ayudarnos a abrir los ojos', y no sólo mirar, si no también ver. Ya que no es lo mismo mirar que ver. Puesto que muchas veces miramos sin ver. Ahí lo dejo. Todos sabemos a qué hago referencia y a todos nos ha pasado en algunos  -o muchos-  momentos. 

Y así, de pronto, sin apenas darnos cuenta advertimos que todos nuestros esquemas se rompen haciéndose trizas, que bajo nuestros pies todo tiembla y se desmorona a nuestro alrededor, que cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, va la vida y nos cambia todas las preguntas. Nos encontramos en medio de un terremoto vital  -imparable e incontrolable-,  donde todo nuestro mundo se pone a temblar, dejando la que era nuestra vida patas arriba tras su paso. Y claro, asusta. Siempre asusta todo lo que se escapa a nuestro control. Se conoce como 'zona de confort'. Todos la tenemos y solemos convivir en ella erróneamente. Para vivir de verdad, con todas las letras, hay que saber cuando hay que salir de la zona de confort y sobretodo en qué. Y no aferrarnos a esa zona solo porque es la que tenemos 'controlada'. Si no nos llena, si no nos hace sentir completos, felices, en conexión y armonía, es un error permanecer. Estamos acostumbrados  -o mejor dicho, mal acostumbrados-  a tener siempre el control de todo, lo que no nos permite disfrutar de lo que nos llega, abrirnos a la improvisación y dejarnos llevar. Volvemos a la importancia de fluir. 

La moraleja de todo esto es que para ver, hay que abrir bien los ojos para así poder captar las señales del universo dejando que el destino cumpla su misión, y que en ocasiones  -sin que lo sepamos-  es necesario que un terremoto pase por nuestra vida para que arrase  -a veces-  con todo aquello que está ocupando un lugar que no corresponde, llevándose lo que sobra y/o resta, dejando lugar a lo que tiene que venir, a lo que suma y haciéndonos ver que de vez en cuando es necesario que se nos ponga todo patas arriba para poder tener el cielo a nuestros pies. Y es maravilloso, tanto como bella es la vida.

Y es que lo que mucha gente desconoce es que nunca habría que dejar de tenerlo, el cielo siempre a tus pies. 


Ya lo dicen bien ya, que lo mejor está siempre por llegar.. ☺️

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