domingo, 19 de abril de 2015

Tal para cual

¡Feliz domingo!

Mi Cachito y yo ya hemos cumplido 27 semanitas juntos, 190 días unidos, con sus horas, minutos y segundos, conectados 100% de una forma tan única y especial.. ¡Estamos encantados y muy felices!

Hemos llegado al tan esperado fin de semana  -y lo rápido que pasa-, ya tenemos una semana más a la espalda  -en nuestro caso, mejor dicho a la pancita, jaja-. Y es que es realmente increíble comprobar día a día como crece, siguiendo el curso de la naturaleza, todavía alucino cada vez que veo 'bultitos' propios de mi Cachito en ella dejándose notar, ya sean sus piececitos o sus manitas, ¡a veces todo a la vez! Y alucino  -y me emociono, por qué negarlo, si es algo maravilloso-  más todavía cada vez que siento como se mueve, voltea, brinca y remueve en mi interior. Es realmente fabuloso. Maravillas de la vida.

El jueves nos dieron una sorpresita, mirad qué rosa tan bella nos regalaron a mi chiquitín y a mi, no nos lo esperábamos y como no, fue una de las cosas que nos alegraron el día un poquito más.
Si es que aunque cada vez se vean menos o sea más difícil de encontrar, hay gente realmente agradable, amable, buena y que merece la pena en la vida. Gente que hace que la vida y sobretodo el día a día, siempre tenga ese toque especial que nunca debería faltar. Muchas gracias por el detallazo y por ser siempre tan agradable con nosotros, da gusto conocer gente así :).

Asimismo ésta semana un compañero nos trajo pan moro que había preparado su mujer  -son árabes-, hacía tiempo que no lo comía, aunque reconozco que soy fan total de la comida árabe. Nos encanta el cous cous, sus tés y dulces ¡entre otros! A decir verdad y para ser sinceros, nos encanta toda la comida exótica de acá y de allá, somos fanáticos 100% de la comida asiática  -me enamoró tanto el continente, el país, su gente, su cultura y como no, su deliciosa gastronomía-, así como la hindú, buenísima también y tan rica en sabores y especias, la mexicana con sus tacos, enchiladas y nachos  -también admito muy orgullosa que un trocito de mi corazón se quedó año atrás en mi México lindo y querido! Wey, volveré con mi Cachito, ¡prometido!-. Así que se podría decir que no somos unos tiquis miquis  -o asquerosos-  a la hora de comer, y que disfrutamos descubriendo nuevos sabores de este nuestro maravilloso mundo. Incluyo a mi Cachito porque a él le gusta ¡tanto como a mi!

Y es que he de decir que, definitivamente estamos hechos el uno para el otro, mi Cachito y yo somos tal para cual. Es realmente asombroso, cada vez nos parecemos más ¡en todo! Mi pequeño terremotillo está hecho un nocturno  -¡como su Mami!-, cuando cae la noche y deberíamos pensar  -y más que pensar-  en dormir, ya que al día siguiente tenemos que madrugar y no poco precisamente, mi trocito de cielo se despierta y espabila más  -y eso que durante el día también es increíblemente activo, ¡adoro sentirlo!-, de una manera que me hace sonreír al advertir lo mucho que ya se parece a mi. Las noches son una fiesta continua de movimientos acá y allá, por todos lados dentro de mi, mi interior es suyo, completamente suyo, se ha adueñado de todo y lo recorre  -y patea-  centímetro a centímetro a su completo antojo. Es que me lo como. Es una pasada sentir y ver como consigue con lo pequeño que es  -vale, tampoco es que yo sea muy grande-, mover toda mi tripa, le encanta mi  -su-  barriguita.

Así que nada, seguiremos con las fiestas nocturnas  -además de diurnas-  juntos, que son el preludio de todas las noches de fiesta que nos quedan por delante en ésta nuestra aventura. No puedo negar que aunque estemos agotados, ¡me encanta! Aunque sean las tantas de la madrugada. Te como entero ¡Cachito mío!

Bueno, nos despedimos por hoy, dejando paso a la paellita propia de domingo que nos espera y casi casi despidiendo el fin de semana, pero cogiendo fuerzas y energías nuevas para recibir al próximo. Deseamos que tengáis un inicio de semana estupendo.


Tan iguales como repletos de amor, Cachito&Mami..*

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